Por: Paola Muhlia
En el mes de marzo, mes de la mujer, es importante reflexionar acerca de aquellas prácticas que podemos llevar a cabo para lograr un ambiente laboral con igualdad de oportunidades para los miembros de nuestra organización. Estas prácticas nos traen beneficios como el compromiso, la lealtad y la identidad de los colaboradores hacia la marca, la creación de una imagen positiva dr la empresa (ámbito de trabajo, productos/servicios) que nos ayudará a atraer y retener el talento humano.
Algunas prácticas importantes que podemos llevar a cabo son:
La creación de mecanismos para la prevención, atención y sanción de la discriminación y de la violencia laboral: Es necesario informar al personal sobre la discriminación y la violencia laboral: qué es, como identificarla, y cuales serían las sanciones determinadas, para así poder prevenir y detectar cualquier forma de estos.
Igualdad de oportunidades para todo el personal en cuanto a procesos de reclutamiento, selección, y capacitación, cuestiones salariales y de prestaciones: Debemos de tener presente que el género, la raza, preferencia sexual o religión, no deberían de contar como requisitos para obtener un puesto de trabajo o para tener cierto sueldo. Los criterios que deberíamos valorar son sus capacidades profesionales y académicas, así como su experiencia laboral.
Licencias de paternidad: Permisos con goce de sueldo para ambos géneros en el caso de el nacimiento o de la adopción de un hijo.
Uso de lenguaje incluyente, no sexista y accesible: Fomentar el uso de un lenguaje inclusivo evitando palabras sexistas (remplazándolas por palabras no sexuadas aprobadas por la RAE, por ejemplo) y promoviendo valores de respeto, escucha y de no discriminación.
Es fundamental que nuestro personal se sienta cómodo dentro de la empresa, que se sienta escuchado y apoyado, al fin y al cabo, el centro de trabajo se convierte en un segundo hogar para los colaboradores y asi debe de sentirse.
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